Pehuenches

Los Pehuenches
Si bien es cierto, los pehuenches pueden ser incluidos dentro del pueblo Mapuche, poseen una serie de características propias que los distinguen del resto de los aborígenes que conforman esta etnia. De ahí la importancia de analizar sus rasgos culturales; pues son estos los que los identifican de cualquier otro pueblo.

Organización
Una de las características fundamentales de este pueblo es el nomadismo. Como
anteriormente señalamos, el estilo de vida pehuenche podemos definirlo como
“Trashumancia circunscrita” por cuanto se desplazaban constantemente dentro de un
territorio definido.
De esta forma, la organización de los pehunches era muy simple, ya que las diversas bandas que formaban este pueblo estaban dirigidas por un solo Cacique o Ulmen; el que era elegido de acuerdo a los méritos mostrados por los guerreros en combate. La principal función de éste cacique era la de representar a las distintas bandas pehuenches frente a otros pueblos indígenas y ante los jefes hispano – criollos, firmando
acuerdos y tratados con estos.
Hacia el siglo XVIII, en la pampa argentina, la autoridad del cacique será mucho más fuerte, diferenciándose del resto de su gente por los bienes que poseía, entre los que se contaban, aparte de numerosos rebaños y manadas, toldos de uso exclusivo para guardar adornos de plata, ponchos, mantas, etc.; todos de su exclusiva propiedad.

ACTIVIDADES DIARIAS:
- La Recolección del Pehuen:
Como ya habíamos señalado, el nombre “Pehuenche” significa: “Gente del Pehuen”, lo cual deja en claro la posición central que este fruto ocupaba dentro en la cultura de éste pueblo.
En la recolección de este alimento no sólo participaban los hombres; sino que era una actividad que desarrollaba toda la familia: padres, madres e hijos. Pero esta actividad no era tan fácil como pudiera parecer. Este fruto debía ser disputado con algunas aves que también se alimentaban de él, como la Cachaña, el Choroy (que picoteaban los frutos existentes en los árboles) y el Cuchán (que atacaba los piñones
caídos al suelo).
La recolección se realizaba principalmente durante marzo; para lo cual los hombres trepaban a las araucarias antes de la plena maduración; o bien, recolectaban los frutos ya maduros que caían al suelo. En la primavera, se realizaba una recolección de menor importancia, a medida que el deshielo dejaba al descubierto algunos frutos que brotaban tardíamente.
Como estos piñones debían ser conservados durante todo el año, los pehuenches idearon un método sencillo e ingenioso con este fin: construían una especie de “bodega” bajo tierra, donde depositaban los frutos. Encima de ellos colocaba unas zanjas anchas con agua, que impedían la penetración del calor.
El piñón era consumido sancochado, convertido en harina, y tostado; especialmente cuando se le conservaba para el invierno y la primavera. También se usaba para preparar una bebida fermentada. Este fruto era consumido principalmente durante el invierno, cuando el número de caballos se reducía y la caza suministraba menos presas.
Se puede decir que la dependencia del pehuen fue muy grande principalmente
hasta la llegada de los españoles. Paulatinamente este producto fue reemplazado de la
dieta pehuenche con otros alimentos tales como la carne de caballo, mulas, vacunos, ovejas y el trigo. Ya para el siglo XVIII, la recolección del pehuen era muy floja.

- El Complejo del Caballo:
Uno de los principales aportes de los españoles a la cultura
pehuenche fue, sin lugar a dudas el caballo. Estos aborígenes no sólo lograron adaptar este animal a su vida diaria, sino que constituyó, particularmente en las pampas argentinas, un elemento indispensable para su vida.
En primer lugar, el caballo era el medio de transporte de los pehuenches. Nosolamente lograron domesticarlo sino que también se destacaron por la destreza con que manejaban al animal, la cual fue reconocida por los propios españoles.
Como ya dijimos, el hombre pehuenche, desde sus primeros años de vida, tenía contacto con el caballo, ya que a los pocos meses de edad, aprendían a afirmarse detrás de la madre en la montura. Es decir, la educación de joven pehuenche estaba orientada a convertirlo en un hábil jinete y guerrero.
Pero no solamente el caballo era utilizado como medio de transporte; sino que también ocupaba un lugar central en la dieta de los Pehuenches. La carne de equino era su alimento preferido; consumiendo su piel después de asarla superficialmente. Los interiores del animal (riñones, corazón, etc.) solían consumirla cruda, lo mismo que la cría del animal, si esta estaba preñada.
Cuando degollaban al caballo, la sangre era ocupada para lavarse la cara y las manos, hacer morcilla y limpiar sus mantas. Otro animal importante para los Pehuenches era el guanaco. , el cual brindaba carne y, después de la llegada de los españoles, algunos productos comerciales. Estos animales eran atrapados mediante el uso de boleadoras, para luego consumir su carne. La piel era utilizada como cubierta para las camas en el invierno, porser ligera y caliente.
De este animal, se obtenían también productos de cordambre, tales como riendas para caballos, que eran muy apetecidas por los españoles.

- El Trigo:
La adquisición de alimento no perecible representaba un gran problema para los Pehuenches. Esta escasez de alimentos se hacía más aguda hacia diciembre, designándose éste período como “tiempo de necesidad” o Villaquiyen. Este problema fue subsanado mediante la adquisición de maíz a araucanos y trigo a los españoles; convirtiéndose, este último en un elemento central de la dieta pehuenche.
El trigo era convertido en harina tostada y con ella hacían ulpo con agua fría, o chercan si era caliente. Este también servía para preparar pan, aunque no solían hacerlo con mucha frecuencia. Para ello humedecían trigo sobre un cuero y lo restregaban con los pies para sacarle el hollejo; luego lo dejaban secar y molían entre dos piedras. Esta masa era cocida colocándola bajo ceniza ardiente o bien, se la freía en grasa. Todo éste
método fue, directamente, transmitido por los españoles.

La vivienda Pehuenche: El toldo.
El toldo era una especie de “tienda” que los pehuenches construían para ser utilizada como vivienda. Este era construido usando el cuero del caballo. Estos pellejos eran cosidos usando como hilos los nervios de los propios equinos, formando dos paños de pieles. Luego, clavaban largas estacas en el suelo, en forma piramidal, para que escurriera libremente el agua, y los cruzaban con cañas de coligue. Después, sobre este
armazón, tendían los paños de cuero. En la cumbre, tenían una abertura para que saliera
el humo. En su interior estas tiendas poseían divisiones, hechas también de la piel del caballo, que tenían por objeto separar a cada esposa pehuenche.


Vida Social: matrimonio y bautizo
Como requisito para realizar matrimonio, el novio debía pagar a su suegro caballos, monturas, espuelas de plata, adornos y armas; o bien el pago eran vacas y ovejas.
En el ritual del casamiento los parientes de ambas partes se sentaban en semicírculos en el interior del toldo, donde se encontraban amarrados los animales que pagaba el novio. Luego, se realizaba la comida que unía a las dos familias. Para ello se sacrificaba un animal, le extraían el corazón y lo cocían en agua. El padre de la novia repartía las presas.
Una vez concluida la comida, el novio se llevaba a la mujer a su toldo, donde se hacía la boda al día siguiente, o en el día acordado.
La ceremonia del bautizo, si bien es propia de este pueblo, posee innegables influencias cristianas, por lo que, podemos afirmar es una herencia directa de los españoles. También en este ritual intervenía el caballo.
Los padres solicitaban a un amigo o pariente que sirviese de padrino. Este acudía en el día fijado, acompañado de amigos y deudos a la casa de su ahijado. Llevaba consigo una yegua o caballo gordo. En el patio del toldo derribaban al animal y le ataban las patas. Cada invitado colocaba sobre el vientre del cuadrúpedo los obsequios, y el niño era sentado en la cima de los regalos. Después uno de los concurrentes sacrificaba al equino, le extraía el corazón y le pasaban la vísera al padrino. Este hacía con este órgano una cruz en la frente del niño al tiempo que pronunciaba el nombre que se le ponía. La ceremonia continuaba al ofrendar el padrino el corazón al sol. Los
asistentes pedían, en voz alta, que llegara a ser fuerte y valiente defensor de la tribu.

Las Creencias religiosas.
En el próximo trabajo abordaremos más en extenso este aspecto, por cuanto esta íntimamente ligado con la cosmovisión de los pehuenches, es decir, la percepción que ellos tenían del mundo
Como todas las comunidades indígenas, los Pehuenche creen en la herencia de la tierra, ya que según ellos, las tierras fueron entregadas como un préstamo, por lo que deben cuidarlas y protegerlas.
La tierra es un tesoro que no pueden perder, ni vender. En esas zonas han nacido generaciones tras generaciones.
Al igual que el resto de los mapuches, los pehuenches desarrollaban ceremonias religiosas denominadas machitunes, donde también estaba presente el caballo como elemento fundamental.